martes, 12 de enero de 2010

EL CÓNSUL DE SODOMA


SINOPSIS:  Jaime Gil de Biedma (1929-1990) fue uno de los mejores poetas de la generación del 50. Hijo de un importante industrial, homosexual, provocador y con una capacidad increible para retratar sus innumerables contradicciones a través de la pluma, su figura es una de las más fascinantes de la Barcelona de finales de la segunda mitad de siglo.

COMENTARIO: Hace unos meses James Wallestein (al que le agradezco infinitamente que me facilitara una copia de los trabajos de Jorge Molina) me pidió que realizara un comentario para su extraordinario blog Dimensión fantástica. En mi escrito, entre otras chanzas, le decía que si me gustaba su web era por que lograba transmitir muy bien las experiencias personales y subjetivas que le evocaba cada película.
El estreno de El cónsul de Sodoma ha provocado una gran polémica entre todos aquellos que conocieron personalmente a Gil de Biedma. El más gráfico de todos ha sido Juan Marsé que la ha calificado como, y cito textualmente, una cinta "grotesca, ridícula, falsa, inverosímil, sucia, pedante, dirigida por un fallero incompetente y desinformado, mal interpretada y con diálogos deplorables." Ahí es nada. Josep María de Sagarra, por su parte, en su genial columna dominical de La Vanguardia, también ponía en tela de juicio la calidad de la película. Vamos, que la cinta está suscitando un cierto revuelo y opiniones encontradas entre sus detractores y sus escasos defensores.
Yo, que ni conocía la vida de Gil de Biedma ni he leído absolutamente nada de su obra (una laguna que espero subsanar en breve), acudí a ver la película con el firme propósito de analizarla como producto cinematográfico, obviando las polémicas sobre su veracidad. Y que quieren que les diga. Sin saber si es muy fiel y respetuosa con la vida del poeta, lo que puedo deciros es que, reconociendo sus lagunas, la película me ha gustado muchísimo y que tiene momentos de cine sobresalientes.
La cinta es el retrato de un ser humano complejo y fascinante que lucho toda su vida contra sus propias contradicciones y que plasmo en sus textos, de forma magistral, sus fantasmas cotidianos. Gracias a un sólido guión y a la soberbia interpretación de Jordi Mollà, los espectadores podemos conocer los miedos, inquietudes y anhelos de una persona que siempre miró la parte más amarga de la vida; de un Peter Pan que se negaba a crecer y que contemplaba con dolor y tristeza el paso de los años. La película es una reflexión sobre el paso del tiempo, sobre las motivaciones que conducen hacia la creación artística, sobre la incapacidad de asumir la propia madurez, sobre lo difícil que resulta plegarse a los convencionalismos (y sobretodo huir de ellos) cuando no se tienen claros ni los propios objetivos vitales. Una película, en definitiva, sobre el amor, la soledad y el miedo a ser uno mismo.
Si, tiene lagunas, momentos flojos y cae a veces en los estereotipos más burdos. Pero da lo mismo: la película logra emocionar y sólo por ese plano final (que no desvelaré) merece la pena pagar los seis euros de la entrada.
Y que quieren que les diga: un servidor, como decía al principio, no ha podido reprimir sentirse identificado con los fantasmas cotidianos de ese ser humano.
Y por cierto: si en lugar de ser la biografía de un personaje que existió como Gil de Biedma, la película fuera un guión original sin parecido con la vida real, probablemente ahora muchos de los que la critican la tacharían de película imprescindible.

LO MEJOR:  El retrato de un ser torturado y coherente en su incoherencia.
LO PEOR: Un guión algo desequilibrado.

TRAILER



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