SINOPSIS: Una nave espacial cae a la tierra y se pierde en medio del océano. Mientras un grupo de espeleólogos encuentra una extraña piedra de color azul. Una vez dentro de la cueva que van a investigar, de la piedra sale un extraño ser que empieza a matar indiscriminadamente a los montañeros. En el exterior la cosa no va mucho mejor.
COMENTARIO: Durante las décadas de los sesenta, setenta y ochenta, los productores italianos demostraron ser unos auténticos maestros en el arte de aprovecharse de los éxitos cinematográficos ajenos. Que se ponía de moda el cine de zombies, ellos sacaban zombies de debajo de las piedras; que 1999 Rescate en Nueva York y la saga Mad Max creaban el interés por el cine postapocalíptico, ellos eran capaces de crear toda una serie de títulos protagonizados por bárbaros, mutantes y “fugas del Bronx" varias. A esta loable tendencia se le conoce con el nombre de “explotation”, o lo que es lo mismo, el sano arte de aprovecharse de los éxitos ajenos, las modas y el interés de los espectadores por un determinado tema para, de esa manera, rentabilizarlo hasta la extenuación con productos de bajo presupuesto.
Este tipo de películas tenían unas características similares: muchas dosis de gore, el protagonismo de actores norteamericanos de tercera y cuarta fila, efectos especiales irrisorios, guiones sin pies ni cabeza, una desvergüenza absoluta a la hora de plantear las historias y la obligación de hacer pasar por norteamericano lo que, para cualquiera medianamente suspicaz, atufaba a caspa latina. La explotación italiana se convirtió en un género en si misma y llegó a contar con un plantel de actores, directores, guionistas y técnicos que crearon algo muy similar a una pequeña industria. Hoy en día, algunos de estos artesanos no sólo han recibido el reconocimiento de los aficionados, sino que sus películas son aclamadas por hordas de cinéfilos frikis que disfrutan (mos) como enanos con este tipo de (sub)productos.
Muchos de estos títulos se aprovecharon de éxitos norteamericanos para, sin ningún tipo de rubor, poner a sus películas un 2 y hacerlas colar por secuelas del original. Eso paso, por ejemplo, con la Piraña, Tiburón o con la cinta que no ocupa; si Alien el octavo pasajero de Ridley Scott había llevado a las salas a millones de espectadores, por que no intentar captar a alguno de los que se sentían interesados por ver una supuesta segunda parte. Además, ¿qué sabe el gran público sobre si una película es americana, italiana o armenia? Lo que vende, lo importante, es la palabra Alien. Pues adelante. Como ustedes pueden suponer, entonces ni existía Internet ni los espectadores estaban tan informados como ahora.
Dicho esto, señalaremos que el de este Alien 2 es, con diferencia, uno de los peores guiones que uno haya tenido ocasión de sufrir en su vida (y les aseguro que he visto de todo). Resulta complicado asimilar la cantidad de sin sentidos, despropósitos, situaciones ilógicas y lagunas narrativas que contiene, sin perder con ello el juicio. Cierto que en este tipo de cine nunca se ha cuidado mucho la historia; pero es que en Alien 2 se ha pasado directamente de todo. Ello por no mencionar que los efectos especiales son casposos al máximo y que el Alien del título no aparece por ningún lado (lo más que vemos son unos tentáculos que se mueven con más pena que gloria).
Lo único destacado son algunas soluciones narrativas del director Ciro Ippólito que, al Cesar lo que es del Cesar, ofrece algunos momentos interesantes: la bajada a la gruta de los espeleólogos, el traveling sobre la mujer antes de que salga la criatura, la sensación de desasosiego que rodea toda la cinta… la puesta en escena es efectiva y tiene momentos admirables. Habría que ver que hubiera dado de si el director con un presupuesto más generoso y un guión medianamente coherente.
Por cierto, entre los espeleólogos sale un jovencísimo Michele Soavi, futuro director de las excelentes Aquarius y Mi novia es un zombie.
TRAILER
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